A O. lo conocí en un boliche. Fachero, simpático, bailaba bien (qué sexy es que puedan bailar, por favor!), tenía charla, en fin…me gustaba.
Empezamos a salir enseguida (tengo esta cosa que parece que se me enamoran a la semana) y todo marchaba sobre ruedas. Conocí a la familia (evidentemente tengo un patrón interesante ahí), salíamos, me divertía, hablábamos mucho…hasta que empezó a pijotearme en las salidas. Y un día me di cuenta que estaba pagando todo yo.
A esto sumemos que el flaco laburaba con los padres, ganaba dos mangos y no quería buscar un laburo de verdad.
Cuando me cansé y lo dejé, escuché una frase que es el día de hoy que me hace reir a carcajadas: “Lo que pasa es que soy un bohemio”. Cuando me dijo eso en su momento, le dije de todo. Y si bien ahí estaba enojada y ahora me río, la conclusión es la misma: ¿sos un bohemio con mi plata? Asi cualquiera es bohemio!!!!
Cuando lo dejé me llamó la madre, la hermana, el padre, todos diciéndome que estaba muy mal, muy deprimido. A lo que mi respuesta fue: “bueno, quizás si toca fondo se pone a buscar un laburo en serio”.
Años después me enteré que se puso un comercio. Por lo menos se levanta temprano y labura, cosa que no hacía cuando salía conmigo. Por suerte siempre mejoran cuando los dejo, loco no?
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